20 Años de Los Simpsons

Sí, aunque no parezca: ya hace dos décadas que están entre nosotros. Los Simpson -la serie de animación más longeva de la historia, con cerca de 400 episodios- nacieron en 1987 y se transformaron en iconos globales.

En 1987 había un programa de comedia llamado el Tracey Ullman Show (a Tracey Ullman, si quieren, pueden verla como la esposa asesina de Te amaré hasta matarte o la esposa que despierta a la lujuria en Adictos al sexo). Y allí el historietista Matt Groening presentó por primera vez pequeños sketches protagonizados por una familia de color amarillo llamada Los Simpson. El éxito fue inmediato y cambió la televisión parasiempre.

Y, claro, no sólo la televisión. La serie autónoma Los Simpson comenzó en 1989 y tuvo un éxito inmediato que se extendió a toda clase de merchandising, discos, ediciones en video y, sobre todo, un culto mundial. Por alguna razón, las desventuras cómicas de una familia suburbana de los EE.UU. pegaba justo en la sociedad global.

El creador es Matt Groening, hoy retirado a la posición de “consultor creativo”, aunque muy celoso de su criatura. Groening es un gran artista satírico que continúa con la producción de su tira del Village Voice -aquí en la revista La Mano- Life in Hell.

Entre las personas que crearon la serie figuran su productor James L. Brooks, uno de los directores más importantes de Hollywood en los últimos 30 años (se ganó el Oscar por La fuerza del cariño) y Brad Bird, genio de la animación que sigue creando, por ejemplo Los Increíbles y la inminente Ratatouille.

El humor de Los Simpson, además, no es trivial. Más allá de los gags “familiares”, de las parodias, del chiste de golpe y porrazo, hay también un enorme grado de sátira social y de referencias cultas. La pintura clásica, el cine de todo el mundo, la música más esotérica, a la filosofía, muy especialmente la religión y a casi todo lo alto y lo bajo de la cultura ha sido acribillado y citado por la serie.

¿Dimensión del fenómeno? Un caso: cerca del final de Bajos Instintos (genialidad de Paul Verhoeven de 1992), queda en primer plano el llavero del personaje de Jeanne Tripplehorn. El llavero, mucho más que visible, en pleno desenlace sangriento, era Bart Simpson.

Hoy la serie es bastante criticada por sus fans (de paso, hay dos generaciones completas -si no más- que han crecido con estos personajes), que le achacan falta de humor, demasiada simpleza, decadencia lisa y llana. A pesar de ello, sigue convocando multitudes.

La prueba es que después de quince años de especulación, finalmente el largometraje cinematográfico con Homero, Bart, Lisa, Marge y Maggie verá la luz en julio. Quizá la película reavive el amor de quienes han dejado enfriar el romance. Mientras, Los Simpson sigue siendo una especie de milagro de la cultura de masas: un éxito mundial que no ha dejado, ni un segundo, de criticar a todo el mundo.

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